sábado

Silencio. Julia no se pudo contener más... las lágrimas corrían mejilla abajo. Él tenía la capacidad de deshojarla con solo mirarla, de leerle cada batalla que su rostro dejaba ver. Cerró los ojos y dio el primer sorbo a su café. La brisa rozaba sus párpados. Su pelo bailaba al viento a la vez que lo hacían sus recuerdos. Empezó a oir las palabras de fondo...

-¿Sabes qué? Veo como has dado más saltos cuantos más obstáculos, veo que has aprendido de cada mentira, de cada promesa. Veo a la persona que has sido siempre, luces y sombras. Y sobretodo veo a una persona que ha llevado una carga sobre sus hombros, una carga que creía que la protegía... y que ahora cuando por fin la ha perdido, cuando el tiempo ha puesto todo en su lugar siente vacío y desasosiego. Veo a la persona valiente que eres, veo a alguien que se merece vivir.
-Sí A. toda esa palabrería es tan cierta y realista pero, ¿y ahora qué?
-¿Cómo que ahora que Julia? Ahora todo.

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Melancolía luminosa.

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